Brigitte Bardot, una de las actrices francesas más icónicas del siglo XX, construyó una carrera marcada por la fama, la elegancia y, en ocasiones, la controversia. Sin embargo, mucho menos conocida es la vida de su único hijo, Nicolas-Jacques Bardot, nacido en 1960.
En aquel entonces, Bardot estaba casada con el actor Jacques Charrier. Aunque su relación dio lugar al nacimiento de Nicolas, Brigitte decidió mantener el embarazo lejos del foco mediático, evitando la mayoría de las apariciones públicas hasta después del nacimiento.

Tras la llegada del bebé, la pareja posó para fotografías familiares con el objetivo de mostrar una imagen de unidad, pero el matrimonio no tardó en desmoronarse. Después del divorcio, Nicolas creció principalmente con su padre, una decisión que Brigitte aceptó sin oposición.

Con el tiempo, Nicolas desarrolló interés por la economía y la música. En sus veintes trabajó brevemente como modelo antes de asentarse y casarse con Anna-Lin en Oslo. La pareja tuvo dos hijas. Aunque inicialmente Bardot mantuvo cierta distancia con sus nietas, más tarde logró establecer una relación con ellas.

Hoy, a sus 65 años, Nicolas-Jacques Bardot lleva una vida tranquila y discreta. Trabaja en el ámbito de la programación informática y disfruta de una vida familiar estable junto a su esposa, sus hijas y sus nietos, muy lejos de los reflectores que marcaron la vida de su famosa madre.