Julia Roberts no es solo una de las actrices más queridas de Hollywood, sino también una madre dedicada que sitúa a su familia en el centro de su vida.
Durante casi dos décadas, la ganadora del Óscar por Pretty Woman ha compartido su vida con el director de fotografía Daniel Moder.

Su sólida relación se basa en el apoyo mutuo, el respeto y el deseo de criar a sus hijos lejos de la presión constante de la fama.

Aunque Roberts ofrece ocasionalmente pequeños vistazos a su vida privada, siempre ha sido muy cuidadosa al proteger a su familia de la atención pública excesiva.

Sus tres hijos —los gemelos Hazel y Phinnaeus, y su hermano menor Henry— han crecido en gran medida fuera del foco mediático.

Los gemelos cumplieron recientemente 18 años, dando sus primeros pasos en la vida adulta, mientras que Henry, ahora de 16, sigue disfrutando de su adolescencia.

En sus primeros años como madre, Roberts admitió abiertamente que a veces se sentía insegura y abrumada. Sin embargo, con el tiempo aprendió a abrazar por completo la experiencia y encontró una profunda alegría en la crianza de sus hijos.

Para ofrecerles un entorno más tranquilo y equilibrado, Roberts y Moder decidieron mudarse de Los Ángeles a San Francisco.

Con este cambio, buscaban que sus hijos crecieran en un ambiente más sencillo y alejado del brillo y el glamour de Hollywood.

Hoy, mientras sus hijos continúan madurando y desarrollando sus propias identidades, muchos observan cuánto se parecen a sus padres.

Pero para Roberts, hay algo que nunca ha cambiado: su papel como madre protectora y amorosa, siempre dispuesta a priorizar el bienestar de sus hijos. Es una prueba de sus sólidos valores y del amor duradero que siente por su familia.